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Datos ocultos

Un titular me abofetea desde las páginas del diario El País de hoy. "Salud oculta los datos de las listas de espera", reza la primera plana del encarte dedicado a Catalunya. El periodista solicitó el pasado jueves un informe que el departamento de Salud redacta cada semestre sobre las listas de espera de los centros sanitarios catalanes y no le fue facilitado. El redactor recuerda que los medios no han tenido aún acceso al último balance, elaborado el 30 de junio.

Lo sorprendente es convertir en noticia el hecho de no obtener la información que se persigue. El hecho noticioso, a juicio de El País, consiste en que la nueva administración incumple su deber de presentar puntualmente informes sobre sus actividades al público. Sin embargo, cualquier periodista en Catalunya ha sufrido el funcionamiento de algunos departamentos de la Generalitat, en los que las peticiones de información de los medios se pudren en un eterno "vuelva usted mañana", cuando no dicen que los datos solicitados no están al alcance del público. Pasaba bajo el mandato de CiU, y no ha cambiado sustancialmente con el tripartito.

La política de comunicaciones de la mayoría de administraciones públicas se estructura hoy en día en torno a un gabinete centralizado que recibe las solicitudes de información y las responde (a veces) tras consultar a los políticos y técnicos competentes en la materia. Los funcionarios reciben órdenes de no facilitar datos a los medios sin la mediación del gabinete. Sólo los responsables locales de cada departamento (delegados y directores de servicios territoriales, en el caso de la Generalitat) pueden atender directamente a las preguntas de los periodistas.

Pasar a la ofensiva

En estas circunstancias, un titular heterodoxo como el de El País puede entenderse como una ofensiva por parte del diario ante el monopolio de la información al que aspiran las administraciones. Una necesaria rebelión ante los intentos de dirigir a la opinión pública que se inició años atrás con la implantación de gabinetes de comunicación en el Gobierno, la Generalitat y en cada vez más ayuntamientos para controlar y dosificar los datos que llegan al público. Una tendencia que ha degenerado últimamente en listas gubernamentales de medios "afines y hostiles" (filtradas por CiU meses atrás) y en ruedas de prensa en la que cargos políticos se limitan a leer un comunicado y no aceptan preguntas de los periodistas.

Ante un titular como el que publica hoy El País, me debato entre la idea de que es necesario exigir a las administraciones transparencia informativa y la sospecha de que, si aceptamos este tipo de noticias como normales en un diario, corremos el riesgo de convertir los periódicos en un listado de lo que quisiéramos saber y no nos dicen. Después de la edición de hoy, espero a ver cuánto tarda la Generalitat en publicar los datos sobre las listas de espera.

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